¿Dónde está mi glamour?


autentica

Sicilia, 1929…Así comenzaba una de las frases de aquella Sophía Pettrilo de la serie ¨Las chicas de oro” con la que cada vez siento más sintonía.

Murcia, cuarta ola de calor del 2015…Y casi cuatro semanas sin escribir… No sé si lo que tengo es el “síndrome de la hoja en blanco” o que mi mente, ansiosa de vacaciones, realmente ya no da para más. En octubre habrán pasado doce primaveras y veranos desde que me trasladé a esta maravillosa provincia que tanto me ha dado. Pero si hay algo que este año me ha dado la Región y parece que no piensa quitarme, son los sofocos.

¿¡¿¡Pero de donde puede salir tanto calor?!?! Y no sólo eso, sino que ¿¡¿¡cómo es posible sudar tanto y tener la sensación de no perder ni un solo gramo!?!? Más que cuatro olas de calor, señores del tiempo, convendría decir que hace un mes entramos en bucle con la primera y que de ahí no salimos.

Nada menos que desde el mes de septiembre del año pasado, aquí una servidora – que por aquel entonces ya podía presumir de ser deportista por llevar un año corriendo – decidió, como casi siempre procura hacer, dar un pasito más y ser de las que dicen ser “deportistas de fondo y no de sprint final”. Total, que empecé a asistir religiosamente al gimnasio. Descubrí el mundo del “Spining”, el del “Interval”, y ahora, el del “Cross-fit” – lo siento por mi amiga Eva que siempre critica mis anglicismos, pero todos sabemos que suena más glamuroso dicho así que en castellano. Todo ello con la intención de llegar al verano con un cuerpo explosivo, y no para explosionar como me está pasando de repente.

En cuanto al cuerpo, me doy con un canto en los dientes por poder decir que también entré en bucle y ahí me mantengo en peso, eso sí, con las carnes más prietas. En realidad me baso en sensaciones para decir que debo pesar lo mismo, porque la señora báscula decidió acabar con la pila hace meses y aún no ha llegado “el duendecillo de las pilas” a cambiarlas.

Total, que así pensaba llegar yo al verano del 2015, toda prieta y a ser posible con algún kilo menos. Llegada la fecha, estaba convencida de que invirtiendo parte de la extra de verano en la compra de algunos trapitos, ¡¡¡este verano yo iba a ser todo un derroche de glamour!!!

Pero ahora resulta que se nos ha plantado aquí el “megacaloret” y no hago más que sudar y sudar…y venga a sudar y a sudar más…No hay máscara de pestañas que aguante semejante sopor, ni vaquero prieto que suba más allá de la rodilla sin haber superado los cien saltos comba.

Desde que nos comemos el último polvorón del año nos dejamos engatusar por el mundo de las dietas; nos invaden campañas publicitarias que nos muestran súper modelos disfrutando de la brisa marina desde un yate de tropecientos metros de eslora; y el Corte Inglés y Loreal nos saturan con sus “te lo mereces” y “porque yo lo valgo” mientras nos convencemos de que si hay una época del año en la que una debe derrochar glamour por los cuatro costados, es el verano.

Al final estoy llegando al mes de agosto y sigo sin encontrar mi glamour. Estoy planteándome dejar de beber los tres o cuatro litros de agua diarios recomendados por la OMS (Organización Murciana de la Salud) en esta época del año, porque no puedo más con la retención de líquidos. Voy a dejar de usar perfume porque la citronela y el After-bite se han convertido en mis mejores aliados contra los mosquitos – aunque claro, me da a mí que después de las cinco picaduras que me han salido de ayer a hoy, los mosquitos le han ganado la batalla a estos también. Dejaré de consultar los consejos de belleza del verano, porque el pelo, cuanto más recogido en el cogote, menos calor me dará, y claro, una ya no gana para kleenex para limpiar chorretes de maquillaje y rímel.

Así que he decidido ser de los de la tendencia que pasa por decir que el verano es para relajarse, disfrutar y desconectar. Adiós vaqueros prietos y bienvenidos a mi armario los caftanes y pantalones anchos, vestidos vaporosos y cualquier trapo que una vez puesto, casi ni me roce la piel. Adiós maquillaje para disimular ojeras y potenciar cara sana; bienvenida cara lavada, sombrero y gafas de sol. Adiós al lavar y marcar con el secador de pelo y ¡bienvenidas las canas al viento!

Visto lo visto, podría decir que me he pasado parte del otoño, el invierno y la primavera entera preparándome para el verano…y que todo para nada.

Pero no, en realidad me he preparado para darme cuenta de que el mejor glamour con el que puede ir una por ahí es con el de ser natural…¡como la vida misma! Al final la gente que me cautiva es la que es más natural, la que se rodea de menos artificios y la que menos tonterías tiene en la cabeza. No es que haya descubierto esto ahora, pero sí que es cierto que según pasan los años una se va dando cuenta de cuánta tontería hay por ahí y de lo a gusto que se está rodeada de gente auténtica.

Y bueno, de cara al verano que viene, seguiré trabajando para transformar mi tableta de chocolate fundido en algo más parecido a una de las de verdad, seguiré repasándome las uñas para no llevarlas descascarilladas y llevando tacón aunque empiece a doler el juanete, que como decía aquella eurovisiva canción, “antes muerta que sencilla”…Pero sobre todo, ¡pienso seguir trabajando para ser la versión más auténtica de mí misma!

all natural

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