El chat del colegio y mi relación amor-odio con él.


 

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Primer día de cole: mis bichos y yo salimos de casa felices y contentas. Ellas porque están ansiosas y encantadas por empezar el cole y yo lo mismo, pero por empezar a recuperar un poco de mi espacio.

Primer día cole y los temblores de mi teléfono a las pocas horas de empezar, me recuerdan que toca silenciar los grupos de Whatsapp del colegio.

No sé si después de escribir estas líneas las administradoras de los grupos de mis Bichos me echarán, pero como eso es algo que me afectaría bastante poco, no voy a dejar de dedicarle unas palabritas al grupo de whatsapp de padres del colegio. Sé que a muchos le servirán de poco, pero a mi me van a ayudar a desahogarme un rato.

Querido grupo:

Te escribo estas líneas para recordarte que somos muchos los miembros que formamos parte del chat. El momento en que recibí la notificación de que formaba parte del grupo, tengo que reconocer que me reportó cierto estado de tranquilidad. Pensaba que gracias a ello iba a estar al día de cualquier novedad importante que se me pudiera escapar, por no haber leído una de las tantas notificaciones que me llegan del colegio a lo largo del año, bien vía email, rumor o a través de un papel arrugado y mezclado con todo tipo de chismes en el fondo de las mochilas de mis Bichos.

La administradora del grupo nos iba dando la bienvenida una a una, mientras las participantes del chat íbamos presentando nuevas madres para ser incluidas en el:

“Hola soy Fulanita, la mamá de Menganito.

Hola Fulanita, yo soy Menganita, la mamá de Fulanito…”

Y así, entre Fulanitas, Menganitos y Menganitas nos íbamos presentando. La creación del grupo, normalmente viene acompañada de unas palabras de recibimiento que te alertan de la funcionalidad del chat: “hemos decidido crear este grupo para que todas estemos informadas sobre las cosas importantes para la clase” (o algo así…)

Hasta ahí todo bien.

Después comienza el curso, y con él los cumpleaños, los objetos perdidos, las malas prácticas de los profesores, las críticas al método, las despedidas, las confirmaciones de cartas recibidas, las confirmaciones de las confirmaciones; que si los piojos, que si mi niño tiene tos y pasa frío o que si la mía es una fortachona…Total, que tu momento inicial de tranquilidad y sosiego con el que viviste la creación del chat, se convierte en un infierno cuando éste empieza a sonar y temblar con nuevas notificaciones como si no hubiera un mañana, porque alguna de las criaturas, por ejemplo, ha perdido una chaqueta. Una a una, y así casi todas, se apresuran a confirmar que sus Bichos no la tienen ¿no sería más fácil que sólo hablase la que la tiene?

Llegado ese punto una decide silenciar el chat, primero durante un día, después durante una semana y al final durante todo el curso, porque resulta que su utilidad ha quedado reducida a un patio de colegio – nunca mejor dicho – y muy lejos del punto de información que prometía ser.

De verdad, señoras, compañeras e incluso amigas ¿no sería más práctico establecer unas normas o un pequeño decálogo sobre el uso práctico de dicho chat? Me refiero a algo tan básico como:

  1. El chat se utilizará principalmente para hacer notificaciones útiles.
  2. Uno de los miembros será el encargado de aclarar las dudas que surjan en el grupo. De este modo nos ahorraremos 15 o 20 mensajes de “yo también lo he preguntado” o “yo tampoco lo sé”.
  3. Todos estamos implicados en la educación de nuestros hijos, no hace falta que intentemos demostrarle al resto quién lo está más.
  4. Nuestros hijos son los responsables de que se les pierdan las chaquetas, botellas y demás enseres que lleven al colegio, házselo saber y que asuma las consecuencias. No seamos detectives en el chat. Eso sí, si tu Bicho lleva a casa algo que no sea suyo, notifícalo para que su dueño pueda recuperarlo.
  5. Tus opiniones sobre el profesorado son importantes, pero para el profesorado o para el colegio. Transmíteselo a ellos, para los demás padres es sólo cotilleo.
  6. Las enfermedades leves de tu hijo también son importantes, pero salvo que creas que te podemos ayudar en algo, no es necesario que las publiques. Los mocos, las toses, los dolores de rodillas y picores de insectos pasan…Llevan su proceso, pero pasan.
  7. Los autobuses son los que son. Podrían ser mejores y también podrían ser peores, pero mientras cumplan con la normativa de transporte escolar, confórmate y no crees corrillo en torno a ello en el chat (aplíquese lo mismo para los casos de crítica de las instalaciones y material escolar).
  8. Las fotos y vídeos que de los eventos de nuestros bichos puedas compartir en el chat son bienvenidos y más que agradecidos por aquellos padres que no pueden asistir a los mismos.
  9. Antes de entrar al trapo con la crítica sobre cualquier tema dentro del grupo, cuenta hasta 10, tómate una tila, silencia el grupo, ponte a bailar o sal a pasear…Haz lo que sea pero no caigas en la trampa del hablar por hablar. Tú conseguirás no quemarte y las demás nos ahorraremos los pitidos de otros 40 o 50 mensajes.
  10. Vive y deja vivir.

Sigo pensando que el chat del colegio puede ser una herramienta útil, pero mucho me temo que ya está demasiado viciado como para pararlo, o al menos en mi caso.

Aun así, como defensora del uso de las redes sociales, y cualquier avance tecnológico que nos facilite la vida, sigo y seguiré estando presente en los grupos de whatsapp del colegio de mis Bichos. Tengo que reconocer que en más de una ocasión me han sacado de algún que otro apuro, pero eso sí, ya están de nuevo silenciados por un año más.

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