
No sé por qué me siento tan emocionada…Supongo que la visita del mes, que está a punto de llegar, también tendrá algo que ver, pero es que te miro y se me saltan las lágrimas igual que hace 12 años, cuando te vi la cara por primera vez.
Tardaste más de 48 horas en decir aquí estoy yo…qué dos noches de contracciones me hiciste pasar antes de que consiguiera que me enchufaran la epidural, amiga…
12 añitos y ya mil batallas juntas…
Sabes lo que más me gusta de ti? Tu personalidad…eres la que siembra paz cuando alrededor hay turbulencias, ganas tus batallas con tu perseverancia, no tienes ninguna maldad y desprendes luz, cariño, mucha luz.
Muchas veces me preguntas que cuál es tu talento…Yo no te contesto porque quiero que lo descubras por ti misma. Pero sí te voy a decir que admiro tu inquietud y curiosidad, aunque sólo sea para decirme por qué las cebras tienen rayas…Admiro tu capacidad para gestionar el conflicto; aunque sepas que tienes razón, ya sabes ver qué batallas te interesa ganar y cuáles no te importa perder y tienes la habilidad de buscar, siempre que puedes, una solución en la que las dos partes salgan ganando (eso en el mundo de los negocios se llama win-win, Bicho). Admiro tu bondad, eres generosa y resiliente…Y además tengo la suerte de que todas estas virtudes y muchas más las recuerdo, aprendiendo de ti, con solo mirarte a los ojos…
Ayer, sin tú darte cuenta, se me saltaron las lágrimas en el coche cuando me dijiste que te encantaba esta edad porque sentías que estábamos muy unidas…Y siempre lo estaremos, Bicho, incluso en tus momentos adolescentes más perturbadores, en las peores de nuestras peleas y en los mayores desencuentros.
Dicen que los 50 son los nuevos 40, y que los 40 son los nuevos 30…Mucho me temo que los 12 son los nuevos 15, pero no me preocupa. Estás preparada para seguir creciendo, para asumir que pronto se te llenará la cara de granos, para empezar a tomar decisiones y equivocarte, para aprender de tus errores y para tropezar con la misma piedra un montón de veces…Y así harás callo, Bicho.
¿Y sabes qué? Mamá a sus taitantos sigue tropezando y sigue tomando decisiones equivocadas, pero hasta en esos momentos, tu compañía es una de las cosas que más le reconforta.
Hoy quiero dejarte estas palabras por aquí porque tengo la necesidad de gritar cuánto te quiero y de decirte que por ti, todo vale la pena.
Me haces muy feliz, Martina.
Gracias por pelarme hoy las patatas para la comida…;)