Crecer para ser pequeña


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Cuando era pequeña todo era fácil, pero quería ser mayor para llevar tacones. Cuando conseguí ponerme los tacones quise ser más mayor para tener independencia y autonomía y poder hacer lo que yo quisiera. Cuando fui independiente quise seguir creciendo para formar una familia. Cuando me casé tuve a mis dos bichos quise volver a crecer para recuperar algo de mi independencia, para poder ponerme de nuevo los tacones que añoraba de pequeña y que todo volviera a ser fácil como entonces.

No es exactamente el círculo de la vida pero esto sí podría interpretar mi vida como la pescadilla que se muerde la cola. Así me he pasado los últimos 40 años, viviendo etapas pensando en cómo llegar a la siguiente. Ahora miro atrás y me alegro de cómo he ido cumpliendo sueños y objetivos, pero miro adelante y por una vez no quiero pensar en la siguiente etapa. Creo que es momento de pararme, de disfrutar, de escucharme y de vivir el momento sin más. Puede que sea cosa de la edad, pero lo cierto es que me quiero parar.

Unas veces nos asustamos de lo rápido que pasa el tiempo y otras deseamos que pase volando para que conseguir avanzar, dejar atrás unas cosas, olvidar las malas  y conseguir otras nuevas. Pero toda etapa tiene su parte buena, y sólo depende de uno mismo el disfrutarla o el pasarla de largo sin que nos deje huella.

Eso es lo que quiero yo ahora, huellas. Quiero disfrutar de cada día como me lo pida mi cuerpo. Quiero vivir esta etapa y disfrutar de la libertad que he ido recuperando a medida que mis bichos han ido creciendo. Disfrutar de que puedo salir a correr cuando me de la gana. Puedo dormir todo lo que me pida mi cuerpo. Puedo darme el capricho de salir, unas veces con mis bichos y otras dejándolas atrás. De pequeña también decía a veces que quería ser mayor para hacer lo que me diese la gana. Ahora que soy mayor escucho a mi bicho decir en alguna ocasión que quiere ser mayor para no tener que obedecer a los mayores y hacer lo que le de la gana y yo le digo: «todo llega cariño, y mientras llega aprende a disfrutar del camino«.blog

Qué bonito es ser madre y qué sacrificio supone. Te pasas años olvidándote de que existes, viviendo en una carrera continua para llegar a todo, viviendo con ojos de mapache, uñas sin pintar y pelo sin peinar. Pero de repente un día miras atrás y ves que tus bichos han ido creciendo y que poco  a poco has podido recuperar parte de esa libertad a la que renunciaste el día que quisiste ser madre. Todo llega, es cierto, sólo hay que tener paciencia y disfrutar del momento que estás viviendo y al que nunca podrás volver. De repente un día vuelves al cine, sales a correr o a tomar unos vinos y te ves en una etapa en la que te quieres parar porque aunque no parezca un gran sueño, has conseguido volver a ser tu, de repente todo empieza a volver a ser fácil.

 

 

2 comentarios en “Crecer para ser pequeña

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