«ENTRE EL GYM Y EL ÑAM»: vacaciones, ¡OMG!

Los siete males me entraron el domingo cuando mi amiga Eva me recordó que este jueves, a las dos de la tarde, empiezan las vacaciones de Semana Santa en el colegio ¡Y nada menos que hasta el jueves 9 de abril!

¿Pero esto qué es? ¿En qué momento se decidió transformar la Semana Santa en casi una Quincena Demoníaca? El caso es que ahora que hemos superado las Navidades, la cuesta de enero y hemos encajado los bolillos de manera que nuestros hijos puedan conciliar colegio con actividades extraescolares – porque más que nuestras vidas, conciliamos las suyas– resulta que mi castillo de naipes se me vuelve a caer a cachos otra vez…Oh my God (OMG)!!!

Cuando en enero fui capaz de montarme una especie de rutina, la poca forma que había empezado a coger mi músculo del salero – dicen que tras él se esconde un tal tríceps –se había quedado por el camino entre turrones, viajes y alfajores. Y ahora, que de nuevo empiezo a palpar músculo cuando aprieto mucho el brazo resulta que le dan vacaciones a mis hijas.

Señor Wert, ¿no me podría hacer usted el favor de organizar el cole de las niñas para que se hagan cargo de ellas y no trastocar la poca conciliación que he podido hacer entre mi trabajo y mis labores? Todo sea por no tener que volver a pasar por el vía crucis de agujetas al que me tengo que someter cada vez que estos incidentes interrumpen mis ejercitaciones.

Manda narices, que cuando una empieza a sobreponerse a los michelines del turrón, tenga que empalmar con los de las torrijas…Ahora que tengo comprados mis guantes para la clase de Interval, veremos a ver cuándo me voy a volver a ver capaz de levantar las ruedas de camión que Ismael nos ha metido en el gimnasio. ¿Qué voy a hacer yo sin mis cien sentadillas y cien abdominales de calentamiento? ¿Otra vez tendré que soportar a mi vuelta que me llamen chichipán?image1

Nos pasamos el día, las semanas y los meses comprometiéndonos con nuestros monitores de gimnasio y con tantas vacaciones no hacéis más que obligarnos a darles plantón una y otra vez. Menos mal que somos tan inteligentes, que les pagamos por este sufrimiento, para que no sean ellos los que nos cierren la puerta al paraíso cada vez que decidimos volver a intentar sentirnos estupendos.

En fin, mañana es jueves y las niñas salen del cole dos horas antes de lo habitual. Están locas de contentas porque tienen vacaciones y yo temblando por ver cómo lo haré para poder seguir moviendo mis carnes mientras me doy el gusto de hincharme a torrijas, cerveza y a saber qué más…Total, cuando vuelva al gimnasio, me portaré bien de verdad…Esta vez sí que sí; me lo voy a tomar “súpermegaenserio”, que se me echa el verano encima y tengo que conseguir entrar en ese pantalón que guardo en la bolsa de “la ropa de cuando estaba súper delgada”…Le dijo la sartén al cazo.