Leer hoy que la alcaldesa de Jerez «elegirá los cargos a dedo» también me da risa…


sonría por favor

Dos semanas, un puente, dos niñas con antibiótico en casa y una crisis de migraña después, aquí estoy de vuelta. Y hoy lo hago reflexionando sobre la necesidad de sonreír y reír a diario, en casa y en el trabajo, con los amigos y los conocidos, con los dependientes del supermercado y con todo aquel que se cruce en tu camino.

Dicen que cuando nos reímos se activan 430 músculos de nuestro cuerpo y que 3 minutos de carcajadas equivalen a 20 minutos de ejercicio en bicicleta o 45 de relajación. Dicen que la risa es la distancia más corta entre dos personas. Y también dicen que una sonrisa ilumina más que la luz.

Dicen que cuando sonreímos, nuestro cerebro hace que nuestro cuerpo segregue endorfinas, hormonas capaces de aliviar el dolor y de hacer que nuestro cuerpo alcance una sensación gratificante y feliz entre otros beneficios. Dicen que cuando reímos segregamos más adrenalina, lo que potencia nuestra creatividad y nuestra imaginación. También se dice que cuando ríes a carcajadas te comunicas mejor con los demás, pierdes el sentido del ridículo y te aceptas tal y como eres, con alegría.

Dicen que sonreír nos hace parecer más accesibles y facilita la interacción entre personas.

Y esto de ahora lo digo yo: sonreír nos hace más guapos. ¿Acaso conoces alguien que vaya por la vida con una sonrisa en su cara y sea feo? Yo no – y no, no pienses en “El Cuñaaaaooooo” que sabes que no van por ahí los tiros. Cuando estaba pensando en lo que iba a escribir sobre la sonrisa, la risa y las carcajadas, he hecho un repaso mental sobre las personas sonrientes que me rodean, y todas ellas, que son muchas, tienen un brillo especial en su cara que hace imposible que las pueda ver feas.

Y además añado: conociendo todos estos beneficios que nos aporta andar por ahí con una sonrisa en nuestra cara, ¿cómo puede haber gente que todavía prefiera ir tan seria por la vida? – reconozco que mi cara por momentos puede parecer de esas, pero creo ser bastante más sonriente que seria.

Hay quien cree que a las personas se las conquista por el estómago y yo creo que se las conquista por la sonrisa. Aunque si mezclamos las dos cosas, mejor que mejor. Vamos, que pon una sonrisa en tu vida y el día a día lo llevarás mejor; pon unas risas y los problemas serán menos graves de lo que crees; y si quieres tener un día inolvidable, procura echarte unas carcajadas hasta que se te salten las lágrimas y te duela la barriga…que eso, además de ayudar a tonificar abdominales, te quita todos los males, aunque sea por un ratito – prueba de ello el hartón a reír que me di el pasado viernes viendo el espectáculo #trendingtronching de @LeoHarlem y Sergio Olalla.

¿Acaso no nos gusta lo que transmite una sonrisa? Si cuando nos acercamos a una persona sonriente sentimos que te transmite cercanía, amabilidad, alegría, un ambiente acogedor, confianza, ¿por qué no nos esforzamos un poco más por mostrarnos así?

Sin tener que ir al médico, un buen indicador de nuestro estado de ánimo puede ser el número de veces que reímos y sonreímos al cabo del día. Cuando uno no está bien, la sonrisa se borra de su cara.

De acuerdo que tiene que haber de todo en la viña del Señor, y precisamente por eso hay gente más seria que otra, pero incluso hasta los más serios saben dibujar una sonrisa cuando quieren. La diferencia entre hacerlo o no, como siempre, está las ganas que uno tenga. Es frecuente encontrarnos con gente que asocia la seriedad con formalidad, a lo correcto y a lo bien hecho. Pero es una obviedad que la gente alegre y sonriente es igual de cumplidora y responsable, con el añadido de que se muestran más cercanos y agradables.

Recuerdo un momento con un jefe que tuve, quien un día se empeñó en cambiarnos la ubicación de las mesas de trabajo a mis compañeras y a mí porque decía que nos lo pasábamos demasiado bien en el trabajo. Cuando nos lo comentó en voz alta me acerqué a él y le pregunté que si acaso el trabajo no salía adelante, cosa que él no pudo negar. Insistí en que trabajar de manera alegre no sólo es posible, sino que además es mucho más eficiente y productivo…No sé si fue porque no se esperaba que le fuese a rebatir o porque reflexionó, pero al final nos dejó seguir trabajando como estábamos.

Hay días que nos levantamos y cuando nos queremos dar cuenta ha pasado la mañana o casi el día entero y apenas nos hemos echado unas cuantas risas. Así que vamos a procurar ser más conscientes de las veces que sonreímos al día…sonríele a la gente y la gente te sonreirá a ti.

Los que venís siguiendo mi blog ya habréis podido intuir que tengo una cultura cinematográfica bastante pobre y simplona, pero sí soy conocedora de unas cuantas frases míticas y en este momento recuerdo una de Charlie Chaplin que decía “nunca te olvides de sonreír, porque el día que no sonrías, será un día perdido”  – imprímela y ponla en la nevera de tu casa o cerca de la pantalla del ordenador, que te vendrá bien tenerla presente.

Así que ya sabes, ríe, ríe y ríe, y si es en compañía mejor que mejor. Pero también recuerda, que antes de nada, hay que aprender a reírse de uno mismo…

Aquí te dejo un ejemplo de la fuerza que tiene la risa. Un experimento que ya se ha hecho en varios metros del mundo, en el que un vagón lleno de gente es capaz de terminar riendo al completo, contagiado por la risa…y tú cuando lo veas, también – vale que igual no te da la carcajada, ¡pero ya verás cómo una sonrisita sí que me echas!

ataque risa contagiosa

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