Tu clase de gimnasia y la mía


Lunes otra vez, empezamos la semana con energías renovadas, después de haber descansado y desconectado durante el fin de semana, pero OMG, de nuevo toca clase de Interval.

Para quien no lo conozca y por boca de un profesional, la clase de Interval viene a ser un entrenamiento por intervalos, un entrenamiento de alta intensidad que te permite trabajar intensamente todo el cuerpo sin tener que pasar una eternidad de horas en el gimnasio. Dicho así, suena guay, ¿verdad?…

Dicho por mí, el Interval Training viene a ser una paliza de “toma pan y moja, que cuando salgas de la clase te van a temblar hasta las pestañas, y mañana también, y al otro más”. Vamos, que si antes me quejaba de vez en cuando de tener alguna agujeta cuando corría algo más de lo normal, ahora me he convertido en una agujeta andante, cosa a la que, para más INRI me he aficionado sin remedio.interval

El caso es que cada lunes, miércoles y jueves, nuestro Ismael del alma – aquí le trataré con cariño, pero el pobre ya lleva algún insulto sobre sus espaldas, eso sí, dicho a la cara, desde el cariño y sin acritud, que él lo sabe – se lo ha montado muy bien para engancharnos. Según llegamos nos presenta una pizarra, muy glamurosa, con todas sus palabrejas en inglés, con los deberes de la clase y siempre con el mismo comentario por nuestra parte… ¿estás de coña, verdad? Aquel, con una sonrisa de oreja a oreja, te dice que sí, pero que empieces a correr….

Y allá que salimos todos corriendo, como los toros cuando les abren las puertas del chiquero…sabiendo donde estamos pero desconociendo hasta donde vamos a llegar.

– ¡Venga chicos! ¡Vamos todos juntos que así se lleva mejor!

– Puffff….con lo floja que estoy yo…

– Anda que yo, que con la panzada a comer del fin de semana…

– Bueno, vamos hasta donde lleguemos, compañeros, pero lo intentamos…

Estos son algunos de los comentarios que vamos diciendo y escuchando antes de doblar la primera esquina, porque cuando hemos terminado de calentar, ya no nos queda aliento más que para expirar con cada intervalo de ejercicio…

Mientras tanto ahí está él, nuestro a veces apreciado y a veces cariñosamente odiado monitor, con sus palabras de ánimo para que no decaigamos en el intento.

Yo siempre me evado durante el ejercicio intentando ver el espectáculo que estamos dando desde la barrera, y me explico. Particularmente, me veo, desde el ruedo, como que lo estoy dando todo para levantar 10 míseros kilogramos de peso y correr unos cuantos kilómetros durante menos de una hora. No te voy a decir que me siento cual Pamela Anderson corriendo por la orilla de la playa, pero algo parecido a una Eva Nasarre sí; y estoy en esas, cuando de repente me imagino cómo se me verá desde fuera…ahí con una barrita con dos disquitos, roja como un tomate, sudando como un pollo y echando un soplo de vida con cada expiración…51, 52, 53…70, 75….80…ah! que eran cien repeticiones?…81, 82…¡y vuelta a correr!

El caso es que al final, todos conseguimos terminar la clase, unos antes que otros, pero todos terminamos. Y es que no se trata de cómo ni cuándo llegas a la meta, sino de que una vez más, a pesar de estar flojo, de no tener ganas o de verlo como un reto casi inalcanzable, has llegado.

Quería compartir estas palabras de ánimo con todos los que, como yo, empezáis una semana llena de propósitos, personales o profesionales, para ser la mejor versión de vosotros mismos. No decaigáis en el intento, que lo que más cuesta, más gratifica. Y en especial se las dedico a mi Little Sister, quien hoy, en su ímpetu por superarse a sí misma como a mí me gusta, ha probado su primera clase de Interval y que como yo ¡es una campeona!

Mañana nos iremos de cañas para celebrarlo, que todos los éxitos y logros merecen ser celebrados.

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